Los productores del departamento de Santa Cruz se encuentran expectantes ante la posibilidad de que las lluvias comiencen a presentarse en el campo, lo que permitirá dar inicio a la campaña de siembra de verano en los cultivos de soya, maíz y sorgo. La demanda de agua en esta temporada es crítica, ya que las condiciones climáticas determinarán la viabilidad y el rendimiento de los cultivos en una región cuya economía depende en gran medida de la actividad agrícola. Esta espera se ha intensificado debido a la sequía prolongada que afectó de forma considerable la producción en la campaña de invierno, por lo que los agricultores esperan que los meses venideros traigan un clima favorable para la siembra y el crecimiento de los cultivos.

Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), señaló que en caso de que se presenten condiciones climáticas adecuadas, junto con un suministro constante de diésel, la campaña de verano 2024-2025 podría abarcar un total de 1,3 millones de hectáreas de soya y unas 200 mil hectáreas de maíz y sorgo en Santa Cruz. Estas proyecciones son una apuesta por la recuperación del sector, que enfrenta retos tanto climáticos como logísticos. El acceso al diésel es vital, ya que permite la operación de maquinaria agrícola esencial para la siembra, el mantenimiento y la eventual cosecha de estos cultivos. Hernández destacó que, según los expertos en clima, el escenario para la temporada de verano se presenta con mejores perspectivas en comparación con la campaña 2023-2024, en la que las lluvias fueron insuficientes y el impacto de la sequía fue devastador.

En declaraciones sobre el panorama para la siembra, Hernández afirmó: “Las lluvias podrían empezar a beneficiar el avance de las siembras de soya, maíz y sorgo, lo cual es fundamental para poder concluir el proceso en diciembre”. El optimismo del sector radica en la expectativa de que el clima favorezca a los agricultores después de un año particularmente adverso tanto en verano como en invierno. Las pérdidas han sido cuantiosas, y el éxito de la próxima campaña es crucial para reactivar la economía rural, que sufrió caídas significativas debido a los fenómenos climáticos.

Respecto a la cosecha de invierno de 2024, Hernández también destacó que la sequía tuvo un impacto considerable y que el avance en la cosecha sigue siendo limitado. A pesar de ello, no se pierde la esperanza de obtener una producción significativa de soya, que pueda abastecer a las industrias locales para la elaboración de harina y aceite, productos esenciales tanto para el consumo interno como para la exportación. Sin embargo, el desafío persiste con el suministro de diésel, especialmente en la zona norte de Santa Cruz, donde el acceso a combustible es crucial para el transporte y la maquinaria agrícola que debe cumplir con la demanda de cosecha.

La siembra de verano en Santa Cruz suele realizarse entre noviembre y diciembre, por lo que la expectativa de lluvia en los próximos días es alta. Los productores entienden que el éxito de esta temporada puede representar la diferencia entre una recuperación parcial o una profundización de las dificultades económicas. La esperanza se centra en que las lluvias lleguen a tiempo, permitiendo a los agricultores cumplir con sus calendarios de siembra y aprovechar al máximo el potencial agrícola del departamento.