Los productores de cerdo en Bolivia han tomado una decisión crucial en respuesta a los desafíos económicos que enfrentan: han decidido aumentar el precio del kilo vivo de carne en granja en 2 bolivianos. Esta determinación, tomada durante una reunión en Santa Cruz, refleja la necesidad de hacer frente a los crecientes costos de los insumos importados necesarios para la crianza y el mantenimiento de los animales.
Jorge Méndez, presidente de la Asociación Departamental de Porcicultores (Adepor), explicó que “este aumento llevará el precio del kilo en Santa Cruz de 14 a 16 bolivianos, mientras que en otras ciudades subirá de 15 a 17 bolivianos”. Méndez señaló que el aumento del costo se debe principalmente al alza del 100% en los productos veterinarios, equipos y servicios vitales para la cría y el mantenimiento de los cerdos de granja, todo ello exacerbado por la escasez de dólares en el mercado nacional.
Además, Méndez destacó el incremento del precio del maíz, que pasó de 65 a 85 y 90 bolivianos por quintal, junto con la escasez de soya solvente. Advierte que, sin este ajuste, existe un riesgo real de escasez en los mercados debido al posible cierre de granjas por la imposibilidad de producción.
En la misma línea, Álvaro Laime, presidente de la Asociación de Porcinocultores de Cochabamba, expresó su “preocupación por el constante aumento de los insumos clave, como vitaminas, vacunas y aminoácidos, que están afectando directamente la economía de los productores y poniendo en riesgo la producción a corto plazo”.
Por su parte, Cirilo Contreras, porcicultor en Monteagudo, Chuquisaca, señaló que “el precio de la carne de cerdo ha aumentado en Cochabamba y Chuquisaca en 2 bolivianos por kilo en granja, ya que necesitan cubrir los crecientes costos de producción”. Contreras subraya la importancia de este ajuste para garantizar la viabilidad económica de los productores y mantener el suministro de carne de cerdo en el mercado.
Estos desafíos no son exclusivos de una región; afectan a la producción nacional en su conjunto. En Santa Cruz, donde se produce el 73% de los cerdos del país, el 60% se destina al consumo interno de la ciudad capital, mientras que el restante se distribuye entre La Paz, Cochabamba, Tarija, Chuquisaca y Potosí. Ante este panorama, los productores buscan soluciones que garanticen la sostenibilidad de la industria porcina boliviana.