Hace dos temporadas, se registró una superficie de más de 8,000 hectáreas cultivadas con girasol en Uruguay. Sin embargo, en la temporada 2022-23, esta cifra disminuyó a alrededor de 5,000 hectáreas y ha bajado aún más para la presente campaña. Copagran, una empresa del sector, cultivó aproximadamente 1,500 hectáreas, y aunque la intención de siembra de otros cultivos de verano fue de 4,699 hectáreas, el área destinada al girasol ha disminuido nuevamente.
Este declive se atribuye principalmente a las condiciones comerciales establecidas por Cousa, que afectaron la rentabilidad del cultivo en comparación con la soja, el maíz o incluso el sorgo en un año pronosticado como lluvioso. Rodrigo Frigio, ingeniero agrónomo de Copagran Soriano, sostuvo que el girasol es un cultivo con muchos beneficios para aportar al sistema agrícola nacional, como «la diversificación, la interacción con la ganadería, entregar la chacra más temprano y la seguridad de la colocación del grano».
El costo de producción del girasol oscila en un 85% a 90% del de la soja, y según los estimativos de Copagran, en la presente zafra sembrar una hectárea de girasol tuvo un costo de unos US$ 528. Las condiciones establecidas por Cousa el año pasado marcaban que se pagaba al precio de la soja, y por encima de un 42% de materia grasa habían bonificaciones: 2% hasta el 47% y por encima de ese 47% la bonificación era de 1%.
“Cosechando 2.300 kilos, con un 53% de materia grasa que fue el promedio el año pasado, hablamos de 16% de bonificación”, dijo Frigio. Para esta zafra, algunos ajustes en las condiciones de Cousa bajaron la superficie. Hoy, contando la renta, el rendimiento de equilibrio se sitúa en 1.700 kilos.
“Los cultivos están con buena implantación, estamos trabajando con materiales Clearfield y usando pre emergentes previos a la siembra para control de malezas”, sostuvo el ingeniero agrónomo. Al respecto, dijo que el cultivo tiene dos cuellos de botella marcados: la siembra y la cosecha. “Precisamos uniformidad en la siembra, lograr una implantación pareja y dar con el momento clave de la cosecha”, dijo Frigio. “Las plantas que se instalan bien producen una flor más homogénea, y el negocio del girasol es lograr más kilos de aceite por hectárea, por encima del propio rendimiento de las chacras”.
Sobre la phomopsis, que fue uno de los principales problemas para el girasol, dijo que el descenso de área y la rotación de chacras han sido claves.”Hoy donde hacemos girasol no hay inóculos y las rotaciones son cruciales”, sostuvo.