La escasez de diésel en Bolivia continúa empeorando, afectando de manera alarmante a los pequeños productores agropecuarios, especialmente en el área rural. El dirigente de la Cámara Agropecuaria de Pequeños Productores (CAPPO), Demetrio Pérez, indicó que la situación se volvió crítica durante el último fin de semana, en pleno inicio de la cosecha de soya de la campaña de verano en la zona este del país. “El productor quiere trabajar, pero conseguir combustible se ha vuelto una odisea”, manifestó Pérez, alertando sobre los elevados costos y la escasez de abastecimiento.
En medio de esta crisis, los pequeños productores se enfrentan a una realidad difícil, pues algunos revendedores están ofreciendo el diésel hasta en nueve bolivianos el litro, lo que ha incrementado significativamente los costos de producción y amenaza con reducir la rentabilidad del sector agropecuario. Según Pérez, el gobierno ha sido incapaz de proporcionar una solución efectiva, ya que las promesas realizadas no se han cumplido y el abastecimiento de combustibles sigue siendo irregular y deficiente.
Además, Pérez denunció la falta de transparencia en la distribución del diésel, acusando a intermediarios de lucrar con la escasez de combustible. “Parece que el combustible llega a través de terceros, incluso desde la misma Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Hay especuladores que están acaparando el diésel, lo que genera una cadena de sobreprecios que afecta gravemente a los pequeños productores”, subrayó el dirigente de CAPPO.
Ante esta situación, Pérez propuso como medida urgente que se levanten las restricciones para la importación de combustibles y se despenalice su comercialización. “Si no hay recursos para mantener el subsidio, la única solución sería permitir la libre importación de diésel sin impuestos ni aranceles, para que el sector privado pueda garantizar el abastecimiento”, concluyó.