En un movimiento estratégico destinado a contrarrestar la drástica salida de divisas provocada por la constante importación de combustibles en Bolivia, la inauguración de la Planta de Biodiésel I en la capital cruceña ha sido recibida con entusiasmo y optimismo por parte de los empresarios locales. Óscar Mario Justiniano, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (Fepsc), ha destacado la relevancia de este proyecto como un primer paso crucial hacia la contención de esta fuga monetaria.

Justiniano enfatizó que esta iniciativa, junto con otros proyectos similares que están en la agenda, no solo contribuirá a reducir la dependencia de importaciones extranjeras, sino que también generará empleo y fomentará una economía más circular dentro del país.

“Es trabajo para los bolivianos y dinero que circula dentro de Bolivia”, afirmó el ejecutivo, contrastando con el flujo de divisas que se pierde en la importación de combustibles.

El dirigente empresarial comparó la importancia de este avance con el hito que representó en su momento la introducción del etanol, destacando cómo la producción agropecuaria se convierte en una fuente local de combustible para abastecer a vehículos en todo el país. En esta misma línea, Justiniano adelantó que la siguiente etapa de esta estrategia contempla la autoproducción de combustible desde el sector agrícola, asegurando así un suministro adecuado para los centros de producción en función de sus necesidades.

El compromiso con la promoción de la inversión privada en la construcción de plantas de biodiésel también ha sido ratificado por el Gobierno, como parte de un acuerdo más amplio firmado con los empresarios en febrero para abordar la escasez de dólares en el mercado financiero formal. En este sentido, se están estableciendo incentivos y facilidades para que los empresarios puedan llevar a cabo este tipo de emprendimientos, con el respaldo de YPFB.

La Planta Industrial de Biodiésel I, situada en los terrenos de la Refinería Guillermo Elder Bell en Santa Cruz de la Sierra, marca el primer paso concreto en esta dirección. Con una capacidad de producción de 1.500 barriles al día, esta instalación representa no solo un logro en términos de producción local de combustible, sino también un impulso significativo hacia la autosuficiencia energética y la reducción de la dependencia de importaciones extranjeras en Bolivia.