Los sectores productivo, gremial y de transporte en Bolivia han alzado la voz frente a la situación económica que, aseguran, se ha vuelto insostenible. La falta de divisas limita la capacidad de importar insumos básicos para la producción, mientras que la escasez de diésel entorpece la logística en el sector agropecuario y en la cadena de suministros en general. Además, el aumento constante en los costos de producción impacta gravemente la rentabilidad de las operaciones, dejando a productores y transportistas en una situación de vulnerabilidad extrema. Como si esta crisis no fuera ya suficiente, los bloqueos en las principales rutas del país representan un obstáculo adicional que amenaza con paralizar por completo la actividad productiva y el flujo de mercancías, dificultando aún más la recuperación económica y poniendo en riesgo la estabilidad de miles de familias.
Este escenario crítico afecta de manera directa a miles de familias bolivianas que dependen de estos sectores para su sustento. Cada día, el poder adquisitivo de estas familias disminuye debido a la inflación y a la pérdida de ingresos. Las fuentes de trabajo que estos sectores proporcionan son el soporte económico de muchas comunidades, pero con la situación actual, esta estabilidad laboral está en riesgo. La incertidumbre se ha convertido en una constante, y el temor a perder el empleo o la producción agrícola es una realidad que enfrenta un amplio sector de la población. A medida que los costos de producción aumentan, el margen de ganancia se reduce, y con él, la posibilidad de reinvertir en nuevas siembras o en el mantenimiento de la maquinaria necesaria para el transporte de mercancías.
El impacto de esta crisis trasciende el corto plazo. No solo está en juego el sustento diario de miles de familias, sino también el abastecimiento futuro de alimentos y productos de primera necesidad. Las cadenas productivas en el sector agropecuario son delicadas, y cualquier interrupción o ruptura en su funcionamiento puede tener efectos de largo alcance. La recuperación de empleos en caso de quiebras masivas o cierres prolongados no es algo que se logre de la noche a la mañana. Reactivar la actividad productiva y asegurar una distribución fluida de los productos requiere tiempo, planificación y recursos, algo que, según los sectores afectados, el Gobierno no está brindando en la medida necesaria. El riesgo de una escasez en los productos básicos es real, y sus consecuencias podrían afectar a toda la población si no se toman medidas para estabilizar el sistema productivo.
Frente a la falta de respuesta, los gremios de productores, transportistas y empresarios denuncian lo que consideran una falta de previsión y de interés por parte de las autoridades. La problemática de la disminución de ingresos por la venta de gas y otros recursos naturales se conoce desde hace años, y, a pesar de ello, no se ha promovido una política de diversificación de la economía que permita enfrentar la reducción de estos ingresos. Las voces que han propuesto alternativas y proyectos de desarrollo productivo han sido, según afirman, ignoradas, lo cual deja al país en una situación de vulnerabilidad y dependencia. Bolivia, un país con grandes recursos naturales, podría estar utilizando su riqueza para construir un futuro más próspero, pero el cálculo político y los intereses personales parecen estar frenando ese avance, llevando al país a una situación de estancamiento y desesperanza.
En respuesta a esta situación, los productores, transportistas y gremialistas han decidido unirse y hacer un llamado a la acción. Aseguran que es momento de decir “basta” y de exigir que las normas y políticas sean aplicadas con equidad. Denuncian lo que consideran un “manejo irresponsable” de la economía y piden un cambio de rumbo, que permita a los sectores productivos y a las familias bolivianas vislumbrar un futuro con mayores oportunidades. Esta coalición de sectores, que hasta ahora se han mantenido independientes, se compromete a trabajar de manera conjunta para plantear y ejecutar acciones concretas que permitan retomar la senda del desarrollo económico y social. Para ellos, este es un llamado urgente a la unión, a la responsabilidad y al compromiso por construir un país mejor para todos los bolivianos.