El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer un preocupante informe sobre las exportaciones de soya y sus derivados, revelando una significativa caída en los ingresos entre 2023 y 2024. Según los datos proporcionados en uno de sus últimos boletines, la exportación de semilla de soya registró una baja de $138,1 millones, mientras que los derivados de esta leguminosa vieron una disminución aún mayor, alcanzando los $533,8 millones. Este descenso se refleja en un total de $671,9 millones menos en exportaciones, una cifra que destaca la complejidad de la situación para los productores y exportadores bolivianos.
En detalle, las exportaciones de semillas y habas de soya entre enero y noviembre de 2023 fueron valoradas en $216,7 millones, pero en el mismo periodo de 2024 la cifra se redujo drásticamente a $78,6 millones, lo que representa una pérdida de más de $138 millones. Mientras tanto, en cuanto a los derivados de la soya, que incluyen productos como el aceite y la harina de soya, las exportaciones cayeron de $1.433,2 millones en 2023 a solo $899,4 millones en 2024, lo que implica una pérdida de $533,8 millones. Esta caída refleja no solo una menor demanda, sino también un golpe directo a la industria local que depende de estos productos para mantener su competitividad en los mercados internacionales.
Esta tendencia a la baja no es nueva. En el primer trimestre de 2023, el INE ya había reportado una caída significativa en las exportaciones de soya. Las exportaciones de semillas y habas pasaron de $46,8 millones a $13,7 millones, mientras que los productos derivados de la soya también vieron un descenso importante, de $251,9 millones a $171,4 millones en comparación con el mismo periodo de 2022. En ese momento, el INE atribuyó el fenómeno a una combinación de factores, entre ellos, los efectos de los fenómenos climatológicos que afectaron la producción local de soya y la caída de los precios internacionales debido a la sobreoferta de grano en mercados globales como los de Estados Unidos, Brasil y Argentina, grandes competidores en la producción de «grano de oro».
El impacto de esta caída en las exportaciones de soya y sus derivados se ha sentido tanto en el sector productivo como en la economía nacional. El descenso de los precios internacionales, sumado a factores internos como las condiciones climáticas adversas y una menor demanda, ha generado una difícil situación para los agricultores bolivianos, que enfrentan menores ingresos por sus cultivos. A pesar de ser un sector clave para la economía del país, la soya y sus derivados siguen enfrentando un panorama incierto, lo que plantea desafíos adicionales para el sector agroexportador.
En resumen, la disminución de las exportaciones de soya y sus productos derivados en 2024 ha tenido un impacto significativo, con pérdidas que superan los $670 millones. Este fenómeno refleja tanto los retos de la producción interna como las tensiones en el mercado global, lo que podría seguir afectando la competitividad de Bolivia en los mercados internacionales si no se toman medidas para diversificar las exportaciones y mejorar la productividad en el sector.