El panorama de las exportaciones cárnicas en América Latina experimenta cambios significativos, destacando la creciente presencia de Bolivia en el mercado chino. Desde el segundo semestre del año pasado, Bolivia ha incrementado de manera sostenida sus exportaciones de carne vacuna a la República Popular China, marcando un hito al colocar aproximadamente 9.600 toneladas de carne congelada con hueso en noviembre. Este desempeño se acerca a las cifras registradas por Nueva Zelanda y Estados Unidos, evidenciando la consolidación de Bolivia como un actor relevante en la industria cárnica.
El ascenso de Bolivia en el mercado chino inició en 2019, cuando irrumpió con fuerza y las exportaciones a China representaron casi la mitad de sus envíos anuales, generando ingresos por alrededor de 10,7 millones de dólares. Este impacto se ha multiplicado exponencialmente en 2022, superando los 104 millones de dólares solo con las ventas a China. El país sudamericano se posiciona como un competidor clave en el escenario internacional de exportación de carne bovina, evidenciando un crecimiento y una proyección que capturan la atención del mercado global.
A su vez, Brasil, reconocido como el principal vendedor de carne a China, proyecta un aumento en sus colocaciones durante el presente año. La creciente demanda esperada por parte del país asiático, estimada en hasta un 7% más que en 2023, plantea nuevos desafíos para Uruguay y Argentina, que podrían enfrentar una mayor presión en este mercado vital para sus economías.
Brasil, optimista ante las perspectivas, estima que sus ventas de carne vacuna a los mercados extranjeros crecerán entre un 2% y un 3% gracias al estímulo proporcionado por China. Entre enero y noviembre del año pasado, el gigante de América logró exportar una impresionante cifra de 2,3 millones de toneladas de carne, según datos de la Associação Brasileira de Frigoríficos (Abrafrigo), consolidándose como un protagonista indiscutible en la escena global de la industria cárnica. La competencia en este sector se intensifica, y la adaptabilidad de los países de la región será clave para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrece el cambiante panorama de las exportaciones cárnicas.