La Sociedad Boliviana de Salud Pública, a través de su vicepresidente, el Dr. Carlos Oropeza Cárdenas, presentó un estudio exhaustivo sobre la relación entre la salud y la biotecnología, enfocándose en los alimentos transgénicos. Estos alimentos, modificados genéticamente para mejorar su resistencia a plagas o herbicidas, han generado un amplio debate desde su introducción en los años 90, especialmente en lo que respecta a su impacto en la salud humana, el medio ambiente y la economía global.
La Sociedad Boliviana de Salud Pública Filial Santa Cruz, a través de su comité científico y en colaboración con la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), ha estado monitoreando investigaciones sobre el consumo de alimentos transgénicos y sus posibles efectos en la salud. El Dr. Oropeza destacó que, si bien existen tanto aspectos positivos como negativos asociados a la producción y consumo de estos organismos genéticamente modificados (OGM), es esencial considerar cada argumento en su totalidad.
Aspectos Positivos de los Alimentos Transgénicos:
Aumento de la Seguridad Alimentaria: Los alimentos transgénicos tienen el potencial de mejorar la seguridad alimentaria mundial al incrementar la productividad de los cultivos y disminuir las pérdidas causadas por plagas y enfermedades. Según la FAO, la biotecnología agrícola podría ser clave para mitigar el hambre y la malnutrición en regiones vulnerables.
Mejora Nutricional: Algunos cultivos transgénicos, como el “arroz dorado”, han sido diseñados para aumentar su contenido nutricional. Este arroz, que produce betacaroteno, precursor de la vitamina A, podría reducir significativamente la ceguera infantil en países en desarrollo.
Reducción del Uso de Pesticidas: Los cultivos transgénicos resistentes a insectos pueden reducir la necesidad de pesticidas químicos, lo que podría tener beneficios para la salud humana al disminuir la exposición a productos tóxicos.
Aspectos Negativos de los Alimentos Transgénicos:
Riesgos de Alergias: Existe preocupación de que los alimentos transgénicos puedan desencadenar reacciones alérgicas debido a la introducción de nuevas proteínas alergénicas en los alimentos. La OMS ha subrayado la importancia de realizar pruebas rigurosas para evaluar estos riesgos.
Resistencia a Antibióticos: Algunos OGM utilizan genes de resistencia a antibióticos como marcadores, lo que genera preocupación sobre la posibilidad de que su consumo contribuya a la resistencia bacteriana a los antibióticos. No obstante, este no es el caso en la agricultura boliviana actual.
Impactos a Largo Plazo Desconocidos: Aunque muchos estudios sugieren que los alimentos transgénicos son seguros, los críticos señalan que los efectos a largo plazo en la salud aún no se comprenden completamente. Existe la posibilidad de consecuencias imprevistas que aún no han sido detectadas por la ciencia.
En cuanto a la situación legal y política de los transgénicos en Bolivia, el país mantiene una postura oficialmente restrictiva. La Constitución Política del Estado, aprobada en 2009, prohíbe la importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que puedan dañar la salud y el medio ambiente. Sin embargo, la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria (Ley 144 de 2011) permite la investigación y evaluación de OGM bajo ciertos criterios.
A pesar de estas restricciones, existe cierta ambigüedad en la aplicación de estas normativas. Por ejemplo, en 2005, el gobierno boliviano aprobó el uso de soya transgénica resistente al glifosato, una decisión que se tomó antes de la implementación de la Constitución de 2009. Actualmente, una gran parte de la soya cultivada en Bolivia es transgénica, lo que ha generado controversia sobre sus posibles efectos en la salud y el medio ambiente.
Conclusión:
Bolivia enfrenta un desafío considerable al intentar equilibrar el desarrollo agrícola con la protección del medio ambiente y la salud pública. Aunque el país ha mantenido una postura restrictiva hacia los transgénicos, en la práctica, algunos cultivos como la soya han sido adoptados ampliamente. A medida que continúan los debates sobre la posible autorización de otros cultivos transgénicos, como el maíz y el algodón, es esencial que se realicen estudios rigurosos para evaluar sus impactos potenciales. Hasta la fecha, no se han reportado daños significativos a la salud pública en Bolivia asociados al consumo de alimentos transgénicos, y la experiencia en otros países de América Latina parece indicar que estos productos pueden ser seguros cuando se manejan adecuadamente.