En un giro sorprendente, Argentina anunció que no firmará el tan esperado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea en la próxima cumbre en Río de Janeiro, Brasil, marcando así el último viaje oficial del presidente Alberto Fernández. La decisión va en contra de la expectativa generada por la administración entrante, liderada por Javier Milei, quien había expresado su interés en rubricar el acuerdo. La futura ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, había destacado la importancia del acuerdo con la UE, así como con el EFTA, Singapur y ASEAN, considerándolos como oportunidades monumentales.
El canciller saliente, Santiago Cafiero, explicó la decisión argentina, argumentando que el acuerdo Mercosur-UE iniciado en 2019 tendría un impacto negativo en la industria del Mercosur sin proporcionar beneficios significativos para sus exportaciones agropecuarias. Según Cafiero, las cuotas restrictivas y las regulaciones ambientales unilaterales limitarían las exportaciones agropecuarias y las expondrían a vulnerabilidades futuras. Además, señaló que el Pacto Verde de la UE, establecido poco después de la búsqueda del acuerdo, ya imponía mayores costos y restricciones a las exportaciones del Mercosur.
En las últimas horas, los presidentes de España, Pedro Sánchez, y de Brasil, Luiz Inácio «Lula» Da Silva, buscaron dar un último impulso político al acuerdo durante la Conferencia de las Partes sobre cambio climático en Dubai. Sin embargo, el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó su oposición al acuerdo, considerándolo perjudicial para ambas partes.
El funcionario, que esta semana dejará el Palacio San Martín rumbo a la Cámara de Diputados agregó que: “Las conversaciones seguirán y el trabajo realizado es mucho, pero no están dadas las condiciones para firmar el Acuerdo. Las demandas del MERCOSUR están todas sobre la mesa y defienden los intereses del agro y de la industria. Como ya hemos dicho en distintas oportunidades, un acuerdo puede ser beneficioso pero no cualquier acuerdo lo es. Seguiremos trabajando para lograr las incorporaciones que son necesarias para que las brechas y asimetrías entre los dos bloques no solo no aumenten, cristalizando al MERCOSUR como proveedor de materias primas, sino que se reduzcan en la conformación cadenas de valor equilibradas”.
A pesar de las tensiones y discrepancias, desde el Gobierno argentino negaron conflictos con otros países y enmarcaron la situación como parte de las negociaciones. Argumentaron que, si bien España y la UE quieren la firma, aún no está claro cuál sería la ganancia para el Mercosur. Aunque el Mercosur comparte la visión de que no se lograron las metas establecidas, Argentina parece ser la única que no está dispuesta a firmar, lo que impediría la entrada en vigencia del acuerdo.
Santiago Cafiero destacó que, desde 2019, las autoridades europeas cambiaron, y las nuevas demandas en materia ambiental se presentaron tres años y medio después, en marzo de este año. A pesar de los esfuerzos y el trabajo intenso, Cafiero afirmó que no se dan las condiciones para firmar el acuerdo y que las conversaciones continuarán. Subrayó que un acuerdo puede ser beneficioso, pero no cualquier acuerdo lo es, y se seguirá trabajando para lograr incorporaciones necesarias que reduzcan las asimetrías entre los dos bloques.
La cronología del acuerdo, iniciado en 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, ha sido marcada por desafíos y cambios en las condiciones. La propuesta argentina de revisar el acuerdo para lograr resultados más equilibrados fue rechazada por la UE, y las negociaciones continuaron con obstáculos. Argentina sostiene que el acuerdo tendría un impacto negativo en el mercado interno y en las exportaciones a Brasil y otros países del Mercosur. A pesar de los encuentros entre Fernández y autoridades europeas, las diferencias persisten, y el acuerdo que parecía estar cerca de la firma quedará sin concretarse este año.