La escasez de combustible en Bolivia está poniendo en jaque a uno de los sectores más importantes para la economía nacional: el sector cañero, responsable de la producción de azúcar y etanol. Humberto Rivero, presidente de la Federación de Cañeros de Santa Cruz (FCSC), expresó su creciente preocupación por el desabastecimiento de diésel, un insumo crítico para las actividades agrícolas. Según explicó, la falta de este combustible está retrasando significativamente la renovación de los cañaverales, un proceso esencial que se realiza cada cinco años para mantener la calidad y productividad de la caña. La renovación no solo es clave para asegurar una buena cosecha, sino que también tiene un impacto directo en la eficiencia de la industria azucarera.”Estamos ante una situación muy compleja, ya que sin la renovación adecuada de los cañaverales, la producción futura corre un grave riesgo”, afirmó Rivero.
El dirigente destacó que, debido a esta crisis, no solo se está afectando el presente del sector, sino que también se pone en peligro la planificación a largo plazo. Los cañeros enfrentan limitaciones en la siembra y manejo de cultivos, actividades que son vitales para garantizar una zafra exitosa. De continuar esta problemática, Rivero advirtió que se registrará una disminución en la producción de azúcar, lo que afectaría tanto al mercado interno como a las exportaciones. Además, enfatizó que el impacto no se limita a las labores agrícolas, ya que el transporte de la caña desde los campos hasta los ingenios también está siendo gravemente afectado.
Por otro lado, Oscar Arnéz, presidente de la Confederación de Cañeros de Bolivia (Concabol), subrayó que el problema se ve agravado por el elevado costo del combustible importado. Según Arnéz, el precio podría alcanzar hasta Bs 14 por litro, tomando en cuenta el tipo de cambio paralelo, una cifra insostenible para los productores. “Estamos en una situación crítica, porque sin diésel no podemos operar la maquinaria agrícola ni realizar la cosecha. Esto pone en riesgo las campañas de los próximos años”, señaló. El dirigente también hizo hincapié en la urgencia de una reunión con el Gobierno para buscar soluciones inmediatas, pues el tiempo apremia para la planificación de la zafra de 2025 y la siembra de 2026.
Arnéz explicó que en abril se deben iniciar los trabajos de siembra para la zafra de 2026, y si no se resuelve la problemática del combustible a tiempo, las actividades agrícolas podrían verse paralizadas. Esta paralización no solo comprometería el rendimiento del sector, sino que tendría repercusiones económicas a nivel nacional, considerando la importancia del azúcar y el etanol en la economía boliviana. “Es imperativo garantizar un suministro constante y accesible de diésel, de lo contrario, la producción podría disminuir de manera alarmante”, advirtió.
Ambos dirigentes coinciden en que el futuro del sector cañero depende de una acción inmediata por parte de las autoridades. Con la zafra de 2025 a punto de iniciar, los productores exigen una respuesta rápida y efectiva que permita resolver el desabastecimiento de diésel y evitar mayores complicaciones. La situación actual no solo amenaza la sostenibilidad del sector cañero, sino que también pone en peligro la estabilidad de una industria que es vital para la economía del país. Si no se toman medidas urgentes, los efectos negativos podrían extenderse mucho más allá de los campos de cultivo, impactando a toda la cadena productiva y a los consumidores bolivianos.