La ganadería es un negocio que se estructura en torno a varios indicadores clave que determinan su éxito y rentabilidad. Luiz Eduardo Da Luz, asesor técnico de la propiedad “Pa Empezar” de Luis Quiles, explicó diversos aspectos explorados y cómo han impactado en la propiedad ganadera, que trabaja con ganado bovino y búfalos.
La ganadería se basa en cuatro indicadores principales: producción, margen por kilo producido, carga animal y ganancia promedio por área. La producción se define por la cantidad de cabezas por hectárea y la ganancia promedio en el área global de la propiedad. Estos factores en conjunto determinan el nivel de producción.
“El margen se calcula restando el costo de producción del valor de venta y multiplicando este margen por la producción por hectárea,” explicó Da Luz.
La propiedad de Luis Quiles es un ejemplo ilustrativo de cómo funcionan estos principios en la práctica. Su finca produce 207 kilos de peso vivo por hectárea. La producción y rentabilidad se mantienen equilibradas mediante un adecuado manejo de la carga animal y la ganancia promedio diaria.
“Esto afecta los indicadores de producción, ya que se tendrá un costo de producción por kilo producido más bajo. Además, el búfalo es un animal mucho más rústico y capaz de prosperar con menores inversiones económicas en su manejo,” señaló Da Luz.
El búfalo, al igual que el bovino, produce principalmente carne. Sin embargo, “el búfalo se destaca por su gran rusticidad y mayor adaptabilidad al ambiente, siendo mucho menos exigente en términos de sanidad”. Esto reduce significativamente el costo de producción por kilo producido.
En la propiedad de Luis Quiles, los búfalos se alimentan principalmente de pasto y sal mineral. A diferencia del ganado vacuno, no necesitan suplementos proteicos o energéticos adicionales, lo que simplifica y abarata el proceso de alimentación. Esto contribuye a un costo de producción más bajo y una mayor rentabilidad.
Los búfalos en la propiedad alcanzan un peso final de 500 kilos con un rendimiento de carcasa del 48%. Aunque este rendimiento es ligeramente inferior al del ganado vacuno, el costo de producción significativamente más bajo resulta en una mayor rentabilidad por cabeza.
Es crucial para el ganadero mantener un control estricto de las cuatro variables mencionadas (producción, margen por kilo producido, carga animal y ganancia promedio diaria) para evaluar los resultados por hectárea de la propiedad y tomar decisiones informadas que maximicen la rentabilidad.
“El negocio ganadero requiere un manejo preciso y constante de varios indicadores clave,” enfatizó Da Luz.
La experiencia de Luis Quiles demuestra cómo, mediante una estrategia bien gestionada, se puede optimizar la producción y rentabilidad tanto en ganado bovino como en búfalos. Aprovechar las características únicas de cada tipo de animal permite a los productores mejorar su eficiencia y maximizar los beneficios, garantizando un negocio ganadero sostenible y rentable.