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Biotecnología en pausa: ¿Qué espera el gobierno?

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Biotecnología en pausa: ¿Qué espera el gobierno?

El llamado del sector agropecuario sigue resonando mientras las pérdidas por la sequía continúan acumulándose. Desde la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), se ha vuelto a insistir en la necesidad de reactivar las mesas de trabajo con el Gobierno para impulsar el uso de biotecnología en los campos. Sin embargo, las esperadas mesas de análisis se levantaron en diciembre de 2023, y desde entonces no se ha dado ningún avance significativo al respecto.

El presidente de la CAO, José Luis Farah, expresó su preocupación por la falta de respuesta, incluso del nuevo ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Santos Condori Nina, quien asumió su cargo a principios de marzo. Hasta la fecha, no se ha logrado concretar una reunión de emergencia para abordar este importante tema de la biotecnología y otros aspectos relacionados con el sector agropecuario.

Farah también destacó “la existencia de convenios con instituciones en Brasil y Argentina, señalando que estas alianzas podrían ser clave para la transferencia de tecnología y el impulso de la productividad en el campo boliviano”.

A pesar de que las mesas de análisis se instalaron hace más de seis meses, el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca, ha indicado que el proceso de análisis para la aprobación del evento en soya HB4 está en curso. Sin embargo, no se ha proporcionado una fecha concreta para la presentación de los resultados, lo que genera más incertidumbre entre los productores.

El presidente de la CAO enfatizó “la urgencia de retomar estas discusiones y avanzar en los procesos de implementación de tecnología en el campo”. Subrayó la necesidad de abrir el abanico de tecnologías, no solo enfocándose en semillas mejoradas, sino también en sistemas de riego, adaptación de cultivos y agricultura de precisión, sin necesidad de expandir la frontera agrícola.

A pesar de la voluntad del Gobierno de desarrollar biotecnología propia, Farah señaló que esto requerirá un tiempo significativo, entre ocho y diez años, además de una inversión sustancial en investigación. En este contexto, es esencial que se tomen medidas concretas para acelerar el proceso y evitar mayores pérdidas en el sector agropecuario.