La zafra cañera en Bolivia está avanzando a un ritmo del 58%, y se espera que continúe hasta noviembre, alcanzando un 85% de su extensión total. Este progreso se produce a pesar de las dificultades que enfrentan, incluida la adquisición de urea para fertilizar los campos y la deuda pendiente con el gobierno por la venta de etanol.

El presidente de la Federación de Productores Cañeros, Humberto Rivero señaló “las lluvias fuera de temporada al comienzo del año retrasaron el inicio de la zafra”.

Por otro lado, Oscar Alberto Arnés, presidente de la Confederación Nacional de Productores Cañeros de Bolivia (Concabol), sostuvo que la zafra 2023 arrojará resultados superiores a los del año anterior, a pesar de las dificultades para acceder a financiamiento destinado a expandir la superficie de cañaverales a sembrar.

Arnés explicó: “Las expectativas no eran buenas, ya que en 2022 no pudimos obtener financiamiento a nivel nacional. Solicitamos el crédito de sustitución de importaciones para los cañeros, pero no se nos concedió. Este año también solicitamos financiamiento para la siembra y renovación de la caña al presidente Luis Arce, pero tampoco obtuvimos respuesta positiva. Esperamos que nuestra solicitud continúe en evaluación y podamos obtener financiamiento el próximo año”. (El mundo)

El sector cañero necesita alrededor de 30 millones de dólares para ampliar las áreas de producción y renovar el 80% de las 160,000 hectáreas que se encuentran fuera del ciclo productivo y tienen un bajo rendimiento. “Advierte que el próximo año podría surgir un riesgo en la disponibilidad de materia prima (caña) si no se toman medidas adecuadas para abordar estas dificultades”, dijo el Presidente de Concabol